quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

lunes, agosto 09, 2004

Sala de espera

El viernes a la siesta, acompañé a mi madre al neuropsiquiátrico. Iba a ver a su doctor luego de un mes de internación. Una temporada en el infierno que le dicen.

La sala era de 3 por 3, toda de machimbre, calefaccionada por su majestad Belcebú. Un verdadero circo se agitaba allí, donde se paseaban otros pacientes preguntando “y usted qué tiene”.

Me confundieron con el esposo de mi madre, con el hermano después. Ella es muy joven todavía o yo envejezco sin gracia. Decían que me conocían, me pedían cigarrillos, monedas. Querían saberlo todo de mí.

El psiquiatra dijo que hay que tener paciencia. Esperar más.

Salimos a la calle. Ya no quedaba mucho de sol. La cordillera es implacable.

Todavía no he podido responderme cómo me convertí esa tarde en la mayor atracción.