quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

jueves, agosto 12, 2004

Los 7 pecados capitales de mi boda

La pereza

Luego de casi 4 años de noviazgo y ver campeón por fin a Racing, terminar de cursar en la facultad, buscar laburo, esperar a que De la Rúa tomara una decisión firme, y haber desechado la "loca" idea de irnos de músicos, chamanes o artesanos por las playas chilenas. Entonces ahí sí, para no demorar la cosa, decidimos casarnos.

La ira

Un amigo mío, escritor de 40 años y que aún no da el sí, me agarró de las solapas en la puerta del registro civil y me gritó furioso: "Dejá de sonreír, que nos contagiás a todos, cínico".

La avaricia

La gran actuación que hicimos con mi esposa nos hará arder cual mejillas de Maculay Culkien .
Primero, dijimos que no queríamos hacer fiesta, luego nos ofendimos muchísimo cuando nuestros amigos propusieron organizarnos el casamiento. Por último, comimos opíparamente, tomamos como piratas y bailamos hasta el amanecer sin gastar un solo morlaco. ¡Servicio al cuarto, por favor!

La gula

Pecado llevado hasta el extremo por mi persona (y mi estómago).
Lo voy a reproducir a través de los alcoholizados ojos de un testigo: "el novio se atragantó tanto de pollo con ananá, empanadas de hojaldre y merenguitos con dulce de leche que colapsó en tal frenesí ochentoso, que lo llevó a hacer un ridículo baile parecido al de 'Footloose'. Los invitados, perplejos, no sabíamos si era una nueva danza carioca o si el muchacho en cuestión era un epiléptico no declarado".
Kevin Bacon se estará revolcando en el barro de su "río místico".

La envidia

La tuve yo de otras parejas que se han casado. Antiguamente, los novios en medio de la fiesta y en cómplice reserva, se escapaban hacia el hotel a "consumar".
¿Qué recién casados tienen que repartir, en un Citroën todo destartalado hasta la 8 de la mañana, a los últimos invitados borrachines que no podían ni embocar la llave en la cerradura?

La soberbia

El pecaminoso dj de la fiesta. Al comienzo, nos quiso meter de prepo el ñoño "Tiempo de vals" de Chayane. Luego, por su cercanía a la barra, se dedicó a tomar fernet. Todo bien, pero cuando le ibas a pedir algún tema de rock para que aflojara con la pachanga, te miraba como extraviado y te decía "hermano, la buena música la tiene mi socio en otra fiesta". Hacia el final, cuando vio que el sol asomaba, se percató (ya envuelto en un poncho psicodélico, que daba miedo) que no íbamos a parar, nos mandó ese "hitazo" bailable de "Rasguña las piedras" . Fin de la fiesta.

La lujuria

Me imagino que ustedes querrán saber de mi noche de "Honey moon". Este pecado sí que no se los puedo contar. Porque prometí no repetirlo.
Dicho y hecho: todavía no puedo repetir tamaña performance desde aquella madrugada.