quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

martes, agosto 02, 2005

Argumento imposible para un relato

No es un sueño. Sería un final muy evidente. Tampoco los personajes protagonistas se identificarían con gente conocida. Es un triángulo isósceles, sólo dos de sus lados son iguales. El lado que queda desparejo y menor, es decir, la base del triángulo, podría ser un niño de no más de 8 años. Los otros lados serían un matrimonio y el padre del niño. La escena sucedería en una pileta (a lo Lucrecia Martel). El padre del chico desea a la mujer de su prójimo, la mujer desea al padre del chico y el projimo en cuestión (el marido de la mujer) desea al chico. El marido sabría de la relación furtiva entre su mujer y el amigo. El marido usaría a su mujer como celada para distraer al padre. En realidad hay dos piletas, la grande y la que es para niños. En una estarían los amantes. En la otra, el chico y el amigo de su padre. En el agua de la pileta grande, los amantes se hunden en un beso. En la escasa profundidad de la pileta chica, el hombre acaricia los muslos del niño con la excusa de enseñarle a nadar. El padre del niño también podría saber o intuir que su hijo es la carnada, lo que él necesita para sus juegos. Todos harían su juego, menos la parte más pequeña del triángulo, la que sostiene todo. Podría contarse en tercera persona omnisciente, como si fuera Dios el que se complace con lo que ve y escucha, además de lo que sienten los personajes. “Pero no -me aconseja Fernando-, el narrador debería ser el niño, él se merece al menos esa revancha. Dios -termina diciéndome- no tiene nada que hacer en esta historia.”