No soy el que odiaba a Kurt Coubain y lloró sobre una remera negra su muerte. No soy el que mira todos los día a la Legrand para "pispear" algún invitado interesante. No soy yo, el que se razga la vestiduras con las torturas en Irak y festejó la caída de la Torres. No soy el que tenía fobia a la tecnología y ahora tiene mail y blog. Tampoco soy el que prometió, ilusionó, juró y no cumplió. Ni cumplirá.
La honesta argentinidad, al palo.
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