Una piedra en el agua

Le contaba a un amigo hace poco que mi vida, desde los últimos y agitados sucesos de lo de mi madre en el neuropsiquiátrico, se parecía a un estanque que en medio de la noche le estrellaron una piedra. Entonces, le decía, ahora vivo en las ondas expansivas y, lo que es peor, no sé hacia dónde me llevan...

Pero ahora pienso que mi vida nunca fue un tranquilo estanque, sino que se parece más a un cenagoso río donde las orillas quedan muy lejos y que yo soy la piedra que se hunde seca y extrañando las manos que la arrojaron.