quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

lunes, noviembre 08, 2004

Letras prohibidas

Hay veces que a ciertos los libros los tenemos tranquilamente en las manos y empiezan a retorcernos las muñecas, picarnos los dedos y nos sudan las palmas. Por lo menos eso me pasó con este fragmento de una novela:

"En el dormitorio me desnudo compulsivamente, arrojo la ropa a cualquier parte. Necesito recobrar esa feroz inocencia. Abrazo la opulencia entredormida de mi mujer. Ella se estremece anticipándose al gozo. Le aprisiono un pecho inabarcable, insoportablemente conocido. Le retuerzo el pezón, le muerdo el hombro, le paso la lengua por la espalda que se eriza. La penetro. Sus intentos de resistir me excitan. Me muevo, frenético, dentro suyo. Con inusitada violencia le tapo la boca, le hago sentir todo el peso de mi cuerpo. Por fin, me vacío en un orgasmo epiléptico, convulsivo, amargo..."
("Los amantes de Rimbaud", de la mendocina Gladys Guerrero)