Un reflejo más

Buenamente ayer descubrí, después de tantos años de trajinar hacia arriba/abajo en ellos, por qué la mayoría de los ascensores tienen espejos: nos evita el terrible peso de tener que mirarle al otro la cara y, lo que es peor, los ojos.

2001, Diciembre

-¿Creíste que podías salir?

-No, sólo elegí quedarme.

Recuerdos (a la manera de Nadie levita)

Fue tan hondo el grito y tan sostenido, que en su memoria se alojó como si fuera un silencio.

Tentados por el demonio (y de risa)

Situación inicial: mi amiga P. con su pareja (también mi amigo), el padre, el tío y su mujer (gallega y ferviente católica) . Medianoche, sobremesa de la cena del viernes 8 de abril.

Tío: (solemne pero entre risas) A esta hora es el Entierro del Papa.
Tía: (compungida) Ay sí.
Mi amiga P.: (hereje) Más que para entierro del "Papa", a esta hora de la noche estamos para el entierro de la "batata".
Todos: (ya condenados) ¡jua, jua, jua!

Igualdad

Caras nuevas, viejas. Paredes que no te miran. La tinta de un mar de gente en la fotocopiadora. Voy subiendo apurado desde escalera del subsuelo. Ya me meo. Tercer piso: Carrera de Letras. Agitación, toca el timbre, quiero entrar al baño. Cartel: "ESTE BAÑO ES SÓLO PARA DAMAS. CABALLEROS, 2º PISO Ó 4º".

Me desaparezco unos años de la facultad y las mujeres lo han tomado todo.