quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

miércoles, septiembre 28, 2005

El mundo que nos toca

Escenario desierto. Dos siluetas, confundiéndose con las rayas de un tablado, ensayan una conversación sorda...

_ Quizás nuestro mundo no sea el que pensamos... o el que imaginamos. Porque pensar implica algo, aunque sea inadecuadamente, real...

Sus mentes en una pelea veloz y contradictoria, intentan desmerecer cada palabra. Sin embargo, no dejan de observar los gritos de sus ojos desprevenidos...

_ ¿ Qué es lo que imaginaste?

_ Creo... que todos los pensamientos, deseos, ilusiones y, paradójicamente, todo lo imaginable, son residuo de otro lugar, de otro planeta. Distintas mentes capaces de repeler aquello no deseable de sus recuerdos y nos utilizan de depósito mental pasivo...

_¿...?

Las siluetas y su escenario se van alternando pero no se mezclan, cada uno es lo que es. La imagen de un mundo sobre otro hace que el crepúsculo se acelere y que la oscuridad, en su dominio absoluto, decida el silencio.

viernes, septiembre 23, 2005

Gallito ciego

Ella también se cansó de este sol,
viene a mojarse los pies a la luna...

Luis Alberto Spinetta


Ella además sabe estar sola entre todos. Lo ve y quiere jugar de la única manera posible, a oscuras. No hay vendas, tampoco rostros. Sus manos disponen del poder de la mácula, pero son su voz y sus palabras las que hacen que a él se le detenga la sangre.

—Mis dedos te recuerdan de otra forma que mi cerebro, dice ella.
—A la memoria la afectan los años. Los dedos son los soldados del tiempo.
—Entonces, la guerra podrían ganarla los besos.

Él ya le sonríe adentro de su boca.

jueves, septiembre 22, 2005

New kids on the blog

Pasen, vean, asomen sus narices y comentarios...

La del pirata cojo

Literatrónica

jueves, septiembre 15, 2005

Trágica historia de mis mascotas

Prehistoria: cuenta el mito familiar que cuando yo era apenas un bebé teníamos en el patio un tero. Sí, leyeron bien. Al excéntrico de mi padre se le había ocurrido cohabitar, en una casa de barrio de los setentas (con su breve patio y cochera abierta), con esta emplumada mascota propia de las mansiones de Beverly Hill. Luego de una desvelada noche por los estentóreos graznidos del bicho, mi vieja fue a colgar la ropa y vio el pasto todo alfombrado de bolitas de caca. El tero y sus descocados gritos salieron volando.

Mi primera y fugaz mascota: Un día salimos a dar la “vuelta ‘el perro” por el centro en la GTX roja que teníamos. Al lado de la juguetería que siempre con mi hermano mirábamos, había un edificio en construcción. Nos llamaron unos albañiles y nos mostraron unos gatitos recién nacidos. Ante nuestra insistencia, mis viejos accedieron. A los tres días nos aparecieron unas ronchas rosadas en la cabeza y en el pecho. Partieron los primeros gatos con pena y sin ninguna gloria.

Cada dos x gato: al poco tiempo, no sé cómo, volvimos a tener dos gatos pequeñísimos. Éstos fueron higienizados al caso y se nos multó si “guay les sacan ronchas”. Una infausta mañana, mi viejo estaba sacando la GTX marcha atrás para llevarnos a la escuela. A la noche, los dos mininos habían trepado por el neumático delantero de la izquierda y se habían dormido plácidamente con el calorcito del motor. Al retroceder, los frágiles gatos quedaron atrapados entre el piso y la rueda (perdón, no encontré otra imagen menos cruenta para decir que murieron aplastados).

La vaca y el (pobre) pollito: el verano siguiente fuimos a estrenar a San Luis una GTX ocho cilindros pero esta vez amarilla. En el norte, cerca de Renca vive la hermana de mi mamá. Sus suegros tenían una estancia enorme, soñada, ideal para dos hermanos en busca de aventuras. Tomamos leche de vaca “en directo”, comimos el mejor dulce de leche con moscas que probé en mi vida, quesos, salames caseros, aaah... En fin, hacia la tarde visitamos el granero, los corrales y la abuela de mis primos me regaló un pollito bebé. Lo tomé extasiado entre mis manos y lo apreté denodadamente contra mi pecho. Tanto, tanto que a las dos horas cuando me obligaron a soltarlo entre cuatro personas, el pollito dio unos pasos, tambaleó como un borracho y cayó muerto a lo Kill Bill.

La perra de Daisy: no, queridos y prematuros babosos, no estoy hablando de la potranca hermana de los Duke de Hazzard. Daisy fue el primer canino que juré que iba a ser mi amiga para siempre. Pasó que le banqué las primeras meadas, pero cuando me dejó un zorete de regalo en el pasillo, perdimos toda amistad y partió. A otro dueño con ese terezo.

Se te escapó la tortuga renga: Ay, Tita, a vos sí te quise. Tita fue una tortuguita que un tío me regaló. La tenía en una caja de galletas. Allí le daba de comer la lechuga y me pasaba las horas mirándola. Un embole. Una mañana la saqué al patio y le hice un cerco entre cuatro ladrillos, ya que mi casa estaba en construcción. Después del almuerzo fui a verla y no estaba, la busqué como loco, lloré y puteé a toda mi familia porque se me reían: “¿Cómo se te va a escapar una tortuga?” Luego me explicaron que los quelonios saben hacer huecos profundos en la tierra, eso me dejó más tranquilo. Pero la cosa no terminó ahí. Durante la construcción de la planta alta, al rebajar el techo tiraron todos los restos de material al patio. Tres años después, cortando el pasto, descubrí horrorizado el caparazón vacío y destrozado de Tita. Un inclemente escombro la había ajusticiado.

Cata internacional: cerca de mis diez años y luego de tantos intentos fallidos, el mismo tío me trajo del Paraguay (o del Chaco, no me acuerdo) una catita preciosa y, obviamente, verde. Ante la mirada de reprobación de mi madre, mi tío se ofreció en comprarle hasta la jaula. La muy hija de puta de la cata nunca dijo una palabra y yo me la pasaba “papa, papita”. Un día se comió toda la madera que rodeaba la jaulita y se volvió al norte. ¡Andate a la concha de la lora!

Cancerbero (o el perro del demonio): cuando nos quedamos solos con mi madre, la casa nos sobraba. Así que un amigo me regaló un perro. El Huicho. Éste era fruto del incestuoso amor de su madre y su hermano. De aquí la teoría de mi esposa de que ese perro era un loco y le faltaban un par de pulóveres en la maleta. Bien, el caso es que el perro mordió a mi prima, mordió a una amiga, le clavó los colmillos en las nalgas a una vecina y, por supuesto, me mordió a mí. En su largo reinado de maldad, se morfó un gato, un gorrión y una paloma. Sabía saltar tan alto que los vecinos podían ver, aterrorizados, sus orejas cual cuernos asomar por la medianera. Ladraba todo el tiempo sin un motivo aparente. Nunca conoció el amor de perra alguna. El año pasado, cuando mi mamá tuvo su estadía invernal en el neuropsiquiátrico, me vi en la encrucijada de qué hacía con este perro del demonio. A mi casa (con mi hija chiquita) era imposible, dárselo a alguien conocido era quedar mal. Una tía sugirió que le diéramos de esas “pastillitas”, pero no tuve corazón... Así que chau, Huicho. Le di vía libre. Pero hay veces en que creo verlo por las calles a punto de hincarme los dientes... ¿Tendré una nueva oportunidad?

jueves, septiembre 08, 2005

Alivio de luto

¿Cómo sabías, Joaquín, que ya tenía esta necesidad de necesitarte, que ya me estaba repitiendo en tus citas, que el calendario estaba viniendo con prisas, que ya no te perdonaba tu tristeza ni tu silencio?

Hace cinco años respiramos el mismo aire en Mendoza, mientras golpeabas “con la frente marchita” tu bastón de dandy en la estación de tren... y me dio por llorar y me puse a gritar dónde estás.

Curiosa entrevista por el aniversario de Quebrantapájaros

Luego de mi psicópata autoentrevista, Patricia, alegando cierta improbable peligrosidad de este género periodístico, en cuanto a su veracidad y falta de interés, me realiza un ramillete de preguntas. Recojo el guante y las contesto, mientras le voy echando agua al florero (las palabras entre comillas interprétenlas como quieran).

1)¿Cuál fue tu intención al crear tu blog?

Un poco lo contesto en broma en la entrevista anterior. Hay bastante de morbosidad al escribir un diario íntimo. Más si lo hace un hombre y públicamente.

2) A un año de haberlo iniciado, ¿tu escritura "ligera" ha cambiado?

Es como preguntarle a Cerati si su “Música ligera” ha cambiado en algo. Con el detalle que no he estado de novio con Debi de Corral y que no paso de los cuatro acordes en mi criolla. En serio, la libertad genérica del “post” (“entrada” en un insuficiente castizo) es lo que más me atrae. He llegado a pensar que se parecen mucho (lo mío y lo de los otros) a las prosas sin fronteras de Eduardo Galeano en el “Libro de los Abrazos”.

3) Cuando leés los post, ¿qué privilegiás: el intercambio de ideas, la buena prosa, el halago o la complicidad?

La verdad es que en mi vida “real” ando tan famélico de elogios. Sin embargo, es muy placentero y desafiante algunos duelos verbales que a veces se dan entre “commentstaristas”... “Una vez encendida la mecha, no sé como parar esta cabeza...”

4) ¿Sentís que realmente se establece algún tipo de comunicación con tus "corresponsales"? ¿De qué tipo?

Por ejemplo hay una chica, Flor, que sé cómo van las refacciones de su casa y eso que vive en Buenos Aires y nunca la he visto. Pero por sus post, puedo saber qué música escucha, qué libros se lleva a la cama, su amor por las plantas. Tal vez sé menos de algunos conocidos míos. Otro caso es el de Sole, que la conozco de muchos años, pero hace tres que no nos vemos fluidamente. Pero su blog está ahí. La verdad es que el tipo de comunicación es como una “envenenada medicina”

5) ¿Los post han tenido algún efecto sobre tu escritura "profunda"? Me refiero a tu poesía.

No mucho. Creo que los post son los que se infectan más de mis obsesiones líricas. Pero eso sí, este formato me obliga a mirar hacia fuera. Entonces cuando vuelvo escupido por las babas de una rabiosa realidad, mis ojos me encuentran distinto y las cuerdas suenan con otra acústica.

6) ¿Girondo se sentiría contento de tu homenaje?

No. Él daba agitadas cabriolas por otras cosas. Como ver cruzar un perro por la calle, o una nube fugitiva. Lo que no dudo, es que él tendría un blog de la puta madre.

7) Si tu camino es la poesía, ¿la búsqueda de una prosa "divertida" es deliberada, distractiva o puro ejercicio verbal?

Han tildado mi poesía de solemne alguna vez (o de cosas peores, dejame decirte). Entonces, eso de sentarte en la computadora y “desgenerizar” la prosa, no sólo me divierte sino que me deja sacar el tarado de cumpleaños que llevo adentro, ya que cara a cara, nadie se ríe de mis chistes malos (algo así le pasa a nuestro amigo Fernando).

8) ¿Creés en la palabra escrita de tus "corresponsales"? ¿O sólo disfrutás de sus visitas?

Estoy atravesando una etapa de escepticismo brutal, aunque las “mentiras piadosas” de mis corresponsales me dan un placer de excepción. Sus elogios y complicidades rayan a veces lo hiperbólico, pero lo hacen con inteligencia y conocimiento de causa.

9) ¿Las polémicas son reales o imaginarias?

En el programa de Rial te aseguro que están arregladas. Aquí yo soy un Polino a lo Zapp TV (te debo el colágeno).

10) ¿Hasta dónde estás dispuesto a exponerte?

Una vez en sexto grado (a unos años de lo de Charly García en Mendoza), me subí a un banco (en ausencia de la maestra, obvio) y me bajé los pantalones para mostrar mis nalgas. Te aseguro que a esta altura de mi vida, eso no ya lo puedo superar.

11) ¿Este blog funciona como un diario ad hoc?

¡No more picture, please!

12) ¿Has pensado en crear otro blog donde tu poesía sea la protagonista excluyente?

Completo la pregunta 7. Quebrantapájaros fue una vía de escape hacia otro lenguaje, huí de la tiranía del ensimismamiento, de los dientes apretados de los versos. Pero cuando vuelvo con el rabo entre las piernas, los huesos dejan de estar por el aire y me pongo a roerlos para sacarles lustre.

Gracias Patri, espero devolverte estas respuestas y tantas preguntas, pero con ese vino de por medio que demora en llegar y que envejece bello para nosotros. ¡Salud!