quebrantapájaros (primera época)

CON LOS HUESOS POR EL AIRE

lunes, noviembre 29, 2004

Kill dreams

La otra noche tuve un sueño. Debo aclarar que no recuerdo ninguno de mis viajes oníricos, pero este se me presentó clarito cuando desayunaba a la mañana.
Pasaba que iba por las angostas calles de un pueblito italiano del sur. Todas las casas estaban destruidas y oscurecidas por la humedad. Iba huyendo de alguien, de eso estaba seguro. De pronto, siento unos disparos que hacen saltar el alfeizar de una ventana. Corro desesperado, sorteo a los vendedores ambulantes, saltan las frutas. Los tiros no cesan. Entro a un edificio abandonado, me meto en el ascensor y aprieto para ir a la terraza. Como en el piso 9, se corta el cable y empieza una frenética caída. De la nada, aparece Uma Thurman enfundada en ese buzo amarillo de líneas negras con el que sale en "Kill Bill". Blandía su espada de samurai. Velozmente, la desenvaina y la clava a uno de los costados del ascensor disminuyendo su caída al vacío. Chispas por todos lados que me quemaban la cara. Luego sacó la espada y me clavó el azul de su mirada. Una sonrisa de asesina a sueldo empezó a asomársele entre los labios... Y desapareció.

Cuando agitado desperté, me dije: "No morí, pero he estado en el cielo y en el infierno al mismo tiempo".

miércoles, noviembre 24, 2004

Perversa poesía de las calles

Enfrente de una pizzería que tiene el "sugestivo" nombre de "Di Caprio", se alza en la otra esquina una pared pintada color salmón. Allí estaba estampado este graffitti:

"Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir" C. A.

Un columpio hasta las nubes

El domingo estábamos déle matear en la cocina de mi tía Susi. Mi tía, mis primas, la abuela paterna de mis primas, mi abuela y yo nos asábamos a fuego lento entre las cuatro paredes. Desde afuera llegaban los gritos de mi hija que se correteaba con mi papá y se tiraban las bolitas secas del Paraíso. Calor sofocante. Zapping furtivo de una de mis primas, la mayor. El tema no recuerdo bien cómo salió, pero arremetí con irreverencia:

- Nona, ¿cuándo vos eras chica existían los columpios?

El frenético zapping se había detenido en Fashion TV. Un desfile otoño/invierno de Europa.

- Sí, "antiguamente" había unos en el parquesito.

Después, la catarata de canales me salpicaba con el compilado de los deportivos. "¿Viste que volvió TyC?".
Entonces, mi abuela interrumpe:

- Recuerdo que la hija de una maestra, amiguita mía, se columpiaba siempre, todos los días. Fuerte, bien alto con las piernas hacia arriba. Luego, la pobrecita murió de cáncer.
- Ya salió la nota trágica en la historia. Dice la menor de mis primas, entre las risas de todos.

El paso a paso de los canales, hacia arriba primero, hacia abajo después, ya me había perdido.
Y mi abuela nos asestó en la cara:
- Es que ella siempre se columpiaba tan alto, porque pareciera que quería alcanzar el cielo...

sábado, noviembre 20, 2004

Un viernes de locos

Situación I

Remis trucho. Voy a la ciudad de Mendoza. Tengo que buscar en el Neuropsiquiátrico la medicación de mi madre. Adelante, un amigo del remisero. Atrás, una vieja gritona que se quejaba del calor, del precio del pasaje. Nos contaba a mí y al salteño que estaba a mi lado que tenía una hija en el sur porque aquí ya no daba para más. El salteño nos decía que esto no era calor verdadero, que en su tierra las temperaturas alcanzan los 50 grados. Cuando nos dijo que era de Orán, lo increpo inmediatamente: "¿El pueblo de Lucrecia Martel?"..."Ah", me contestó, "¿y quién es esa?"

Situación II

Sala de espera de de la farmacia del Hospital. Estoy sentado en el medio de dos tipos. Uno, "No dormí en toda la noche". El otro, "En la última semana he dormido 4 horas y salteadas". "Y vos", me pregunta uno. "Uy, justo me llaman".

Situación Final

Es la noche. Recital de poesía y presentación de uno de los libros de mi editorial artesanal. Poca gente, casi nadie en el café. El calor no conjuga con la lírica. Cuando termina, al segundo aparecen tres alumnos míos muy atrasados. Luego, una piba estudiante de Comunicación nos hizo una entrevista para una revista universitaria. Terminamos. Tertulia: fuimos de la música a los libros, pasando por el cine. Lo de siempre.

La poesía es el lugar donde todo es posible. Como en este viernes de locos.

viernes, noviembre 19, 2004

Una amistad de café instantáneo

El otro día me cruzo con unos amigos muy íntimos y me preguntaron sin anestesia: ¿Pasaste el filtro?.
Ante mi desconcierto me contaron que R., un compañero de la secundaria, había andado invitando para su cumpleaños nº 28 a ciertos ex-copañeros muy selectos porque (después de 10 años de salir de la escuela) había caído en la cuenta de que sólo tenía muy pocos amigos verdaderos. Así que, había "filtrado" finamente entre sus conocidos, y varios (entre los que estábamos nosotros) habíamos quedado afuera.
El tema es que uno de los pocos damnificados que fue nos contó que sólo había dos más del curso y toda, toda la pedante Juventud Radical de la ciudad.
Brindamos con café Dolca (sin colar) y todos agradecidos.

domingo, noviembre 14, 2004

Señales

Pan dulce y sidra en las góndolas de los supermercados, luces y pinos en los Todo x 2 pesos, petardos y estrellitas en los kioskos, Menem vuelve a la Argentina y un año que termina sin treguas...

lunes, noviembre 08, 2004

Letras prohibidas

Hay veces que a ciertos los libros los tenemos tranquilamente en las manos y empiezan a retorcernos las muñecas, picarnos los dedos y nos sudan las palmas. Por lo menos eso me pasó con este fragmento de una novela:

"En el dormitorio me desnudo compulsivamente, arrojo la ropa a cualquier parte. Necesito recobrar esa feroz inocencia. Abrazo la opulencia entredormida de mi mujer. Ella se estremece anticipándose al gozo. Le aprisiono un pecho inabarcable, insoportablemente conocido. Le retuerzo el pezón, le muerdo el hombro, le paso la lengua por la espalda que se eriza. La penetro. Sus intentos de resistir me excitan. Me muevo, frenético, dentro suyo. Con inusitada violencia le tapo la boca, le hago sentir todo el peso de mi cuerpo. Por fin, me vacío en un orgasmo epiléptico, convulsivo, amargo..."
("Los amantes de Rimbaud", de la mendocina Gladys Guerrero)

El asadito

Frente a donde vivo hay una plaza. Enorme, llena de árboles que la vuelven fresca y alegre de tarde y tenebrosa de noche.
En ella sucede que, además de ser cancha alternativa de fútbol, velódromo a escondidas del placero y pista de salud para las viejas y no tanto, ahora todos los domingos una barra brava denominada "Los mandingas" concentra antes de los partidos del Chacarero. No sólo ya se anuncian con bombos y sin ningún platillo a eso de las doce, sino que también cerca de la una ya empezamos a ver el humo del fuego para hacerse un "manso" asado, regado por el venenoso vino suelto que venden en el kiosko de enfrente.
La leña la juntan tras una parecita que se alza al centro de la plaza, donde antiguamente había un busto de Eva Perón (así se llamaba la misma plaza antes de que la Revolución Libertadora del '55 arrasara con sus monumentos, placas de bronce y finalmente borrara su nombre). Allí hacen el fuego y comen el asadito. La otra vuelta pasé para el kiosko, estaban meta tironear la carne con los dientes y uno de ellos componía un épico canto de tribuna y le preguntaba a otro de largo bonete albirrojo, "Che, con qué pegará Dale Chaca". Luego de retozar al sol de la siesta, salen del barrio hacia la cancha, a puro bombo y redoblante con los colores del club en la garganta. Y nada más...
¿Qué esperaban? ¿Alguna especie de reflexión futbolera, de denuncia ecológica o de metáfora social? No, esto pasa en mi barrio y por lo menos a mí me basta para contarlo.

Ego sum

para mí, irremediablemente.

"Temo a un solo enemigo que tiene mi mismo nombre."

Giovanni Papini (de la sección "Perlas Cultivadas" del "Ñ")

viernes, noviembre 05, 2004

El embushte

"pero tú tranquila, ya vendrán tiempos peores"
(Joaquín Sabina, en Yo mí, me, contigo)

Luego del bochornoso calor del martes 2, me levanté el miércoles esperanzado. Mi mujer se había despertado temprano porque su alergia a las pelusas de las acacias no la había dejado dormir. Había abierto las puertas y todas las ventanas. Una frescura inusitada nos regalaba la mañana. Salí al patio, vi que estaba todo nublado hacia el norte. Entré y le dije a ella: "parece que tenemos una tregua antes del verano".

Prendí la tele, el noticiero. Era imposible, por como iba el recuento de los votos, que Bush perdiera las elecciones. Me di vuelta con el café quemándome entre las manos y le dije a mi mujer: "parece que la guerra continúa".

jueves, noviembre 04, 2004

El pozo

No es que no sea importante caer, lo que realmente interesa es no volver decepcionado del fondo.